domingo, 10 de julio de 2011

EL SUMYATA - LA TALIDAD - Mirando Al Misterio VMSamael Aunweor




QUIEN HA EXPERIMENTADO alguna ves el sumyata (la experiencia mistica de lo real que va mas alla del tiempo del cuerpo, el espacio, de los afectos y la mente), trabajara intensamente sobre si mismo sin desmayar jamas.

En el vacio iluminador se persive o se siente lo que nunca se podra explicar con humanas palabras, eso que se siente es el ser, el ego se aterroriza cuando el ser se manifiesta.

miércoles, 2 de marzo de 2011

UNO DE LOS NUEVOS EXTREMOS DE LA GULA



CRUDIVORISMO
Cada día son más los adeptos que se apuntan al crudivorismo, o lo que es lo mismo, a comer alimentos en estado natural –crudos-, sin conservantes, ni fermentados, ni cocinados. Quienes practican este tipo de dieta aseguran que es la única que no desvirtúa o destruye las propiedades de los alimentos.
Aunque a muchos les pueda resultar extraño ese de sentarse a la mesa sin pasar por la cocina, lo cierto es que hay argumentos que avalan el crudivorismo. “Al cocer los alimentos, las enzimas que tienen se pierden, y éstas son necesarias para la digestión. Paralelamente, el agua fisiológica se evapora quedando el alimento sin esta parte líquida necesaria” comenta Balta Lorenzo, crudívoro. “Además –añade- los minerales de los alimentos cambian de su estado orgánico cuando están crudos a inorgánicos al cocinarlos”.
Os partidarios de este tipo de dieta también aluden a otra razón para su defensa. Se trata de la denominada “leucocitosis digestiva”, proceso por el cual, al ingerir alimentos cocinados, el sistema inmunológico se ve obligado a echar mano de los leucocitos al entrar en el cuerpo productos ajenos a la fisiología humana.
Los crudívoros lo tienen claro: nuestro organismo –dicen- está perfectamente preparado para digerir y asimilar alimentos crudos.
El crudívoro es aquella persona que vive en armonía consigo mismo, la Naturaleza y con todo lo que le rodea. Para ello mantiene una dieta cruda, natural y sencilla basada en el consumo de frutas y verduras, incluyendo frutos secos y semillas germinadas.
Esta dieta resulta natural porque incluye básicamente alimentos de temporada. Un hábito indispensable, puesto que cada variedad aparece en su período correspondiente, ejerciendo así una determinada acción en el organismo del consumidor. Además, este tipo de alimentos están exentos de productos tóxicos.
Esta práctico supone a la vez un ahorro significativo de tiempo, trabajo y alimento. Su preparación está basada en lavar la fruta o la verdura y colocarla sobre una fuente, ahorrándose así las tareas de pelar, trocear, cortar, cocinar sazonar... e incluso fregar.
La alimentación “Arco-Iris” o dieta crudívora se basa en principios naturales. Según explica la doctora Nuria Roig, directora del Centro de Medicina Cuántica y Cristaloterapia “Krysalux” de Caracas, Venezuela, “en la llamada medicina integral cuántica ahora se habla de la ‘frecuencia vibratoria’ de los alimentos más que de la típica teoría de las proteinas, grasas o carbohidratos. Es una nueva concepción de la alimentación que toma en cuenta nuestra ‘otra mitad’, o lo que es lo mismo, la parte energética del cuerpo humano”.
Se parte de la idea de mantener un equilibrio energético para garantizar la salud del cuerpo físico. Todo comienza en el “cuerpo de energía” para luego reflejarse en la realidad física, en los órganos y en el correcto funcionamiento de éstos.
Como base de esta nueva concepción los alimentos se clasifican en siete grupos atendiendo a su “frecuencia vibratoria”. Cada uno de estos grupos se relaciona con un centro energético, generador o chakra, que a su vez controlan las emociones y las funciones de los órganos incluidos en sus respectivos grupos. De ahí que para mantenernos en perfectas condiciones sea necesario ingerir diariamente cierta cantidad de cada uno de los siete tipos de alimentos. Respetando los biorritmos del organismo, la dieta diaria ha de programarse de la siguiente manera:
DESAYUNO: Grupos azul y morado, que proporcionan la “energía de arranque”.
COMIDA: Grupos anaranjado, amarillo, verde y rojo, en los que prevalece la “energía de mantenimiento”.
CENA: Grupo blanco, donde predomina la “energía de relajación”.
TIPOS DE ALIMENTOS
ROJO: Alimentos que lo contienen; PROTEÍNAS ANIMALES: Pollo, pescado, huevos, leche, queso, germinados, azúcar moreno, etc. Órganos que nutre; Corazón arterias, venas, médula ósea, vagina, boca, plasma sanguíneo, sistema circulatorio y muscular. PRIMER GENERADOR.
VERDE: Alimentos que los contienen; TODOS LOS VEGETALES Y VERDURAS VERDES: Acelgas, espinacas, berro, lechuga, etc. Órganos que nutre; Oído, vejiga, riñones, suprarrenales, próstata, piel, sistema nervioso central –gris-, cerebelo, cerebro, testículos, uréteres, uretra. SEGUNDO GENERADOR.
AMARILLO: Alimentos que lo contienen; LEGUMBRES: Judías pintas, negras o blancas, lentejas, garbanzos, etc. Órganos que nutre; Aparato digestivo, hígado, colon, duodeno, intestino delgado, ovarios, útero, vesícula biliar, tejidos colagénicos. TERCER GENERADOR.
BLANCO: Alimentos que lo contienen; CEREALES: Trigo, pan pastas, arroz, avena, centeno, cebada, etc. Órganos que nutre; Pulmones, bronquios, tráquea, timo, apéndice, páncreas, huesos, piel, faringe, membranas serosas, paratiroides, sistemas linfático, nervioso y óseo. CUARTO GENERADOR.
AZUL: Alimentos que lo contienen; TODAS LAS FRUTAS SECAS O DESHIDRATADAS. Órganos que nutre; Ligamentos, hipotálamo, píloro, sistema linfático, sistema óptico, tendones, tejido conjuntivo. QUINTO GENERADOR.
NARANJA: Alimentos que lo contienen; LOS VEGETALES Y LEGUMBRES NO VERDES: Patatas, calabazas, remolachas, zanahorias, etc. Órganos que nutre; Endometrio, hipófisis, adenohipófisis, panículo adiposo, mucosas, patrones genéticos de función –ARN- SEXTO GENERADOR.
MORADO: Alimentos que lo contienen; OLEAGINOSAS: Pistachos, almendras, nueces, yogurt, miel de abejas, coco, etc. Órganos que nutre; Glándula pineal, nucléolo celular, núcleos de hipotálamo, patrones genéticos de base –ADN-, piel, neurohipófisis. SÉPTIMO GENERADOR

Sexualidad masculina.


Todos los seres humanos deberíamos tener un profundo conocimiento sobre nuestra naturaleza sexual, pues esta es la fuente suprema de energía que sostiene la Vida. Nadie debería ignorar este conocimiento, pues todos estamos llamados a ser “maestros” en materia sexual.
Existe una forma de sexualidad, diferente a la sexualidad ordinaria, que llena de vitalidad y energía al ser humano, que lo despierta y le aporta consciencia y sensibilidad. El hombre y la mujer no han sido creados iguales. La diferencia esencial entre la naturaleza sexual del hombre y de la mujer se encuentra en sus energías. Éstas producen diferentes sensaciones y orgasmos, el masculino y el femenino.
Cuando el hombre eyacula, expulsa su esencia/semen fuera de su cuerpo; cuando la mujer se excita y llega al orgasmo, también ella “eyacula" internamente determinadas secreciones sexuales, pero éstas permanecen dentro de su cuerpo. La esencia sexual, tanto la que se encuentra en el semen como en las secreciones sexuales de la mujer, es una importante “batería” que acumula energía vital. La esencia sexual es una poderosa fuente de salud e inmunidad, tanto en los hombres como en las mujeres. En las relaciones sexuales convencionales, el hombre eyacula cada vez que realiza el coito, tanto si su pareja ha llegado al orgasmo como si no ha llegado. Este hábito le va despojando gradualmente de su principal fuente de vitalidad e inmunidad, dejándolo debilitado y vulnerable a la enfermedad y acortando la duración de su vida.
Cuando el hombre eyacula tira un verdadero tesoro por tierra. Enseguida siente el dolor de vivir, un fuerte vacío, no tarda en surgir la sensación de aislamiento, de agotamiento y un fuerte anhelo de dormir. El hombre se siente engañado, burlado por la ilusión. Lo cree tomar todo, lo mejor de la Vida y en realidad lo que hace es perderla. Y es que todo él ha descendido al nivel de la sexualidad normal. Eyaculando pierde también el equilibrio que debe haber entre hombre y mujer, pues el hombre debe satisfacer plenamente a su pareja y no vivir como un saco vacío. Este desnivel es el principal motivo de la violencia que existe entre los dos sexos, la principal causa de separación de las parejas. La retención del semen, realizada de manera apropiada, es para algunos hombres imprescindible y para todos sumamente beneficiosa para la salud.
La mujer, a diferencia del hombre, viviendo la sexualidad sin necesidad de aplicar determinados conocimientos, se fortalece cada vez más. Se llena de vitalidad gracias a sus propias secreciones orgásmicas y a la asimilación de la potente esencia/semen que le deposita el hombre.
La naturaleza diferente del orgasmo femenino y de lo que se conoce como orgasmo masculino se refleja en las diversas expresiones coloquiales con las que se describe este momento mágico. El término chino más corriente para referirse al orgasmo femenino es gao chao, -marea alta-, una gráfica y poética imagen que proviene de la Naturaleza. Cuando el hombre eyacula, en cambio, los chinos dicen que ha “perdido su esencia”, que la ha “arrojado”, que ha sufrido una “fuga de semen” o que se ha "rendido". Si el hombre eyacula antes de que su compañera haya alcanzado el orgasmo, los chinos dicen que ella lo ha “matado”. Los franceses describen la eyaculación como una petite mort, o “pequeña muerte".
Pero existe una manera de vivir la sexualidad en la que los hombres pueden obtener un beneficio revitalizador de los impulsos sexuales, en lugar de hallarse siempre a su merced. En vez de agotar las preciosas reservas de esencia y de energía, precipitándose en la debilidad, pérdida de vitalidad, enfermedad, depresión, etc., el sexo puede realizarse de forma que incremente la vitalidad y el bienestar. El conocimiento que se necesita para ello se encuentra en la Naturaleza. Si la observamos veremos que el macho se excita fácilmente, pero también es rápido para retirarse. La hembra se excita con lentitud, y también es lenta para saciarse. En todo el mundo animal, incluso entre los insectos, la Naturaleza ha conformado a la hembra como un elemento superior, incomparablemente mejor equipada para la supervivencia y la propagación de la especie. Según la “ley de la selva”, el macho sólo existe para proporcionar la semilla de las futuras generaciones y proteger el nido mientras la hembra cría a los retoños hasta que alcanzan la madurez. En los animales, las relaciones sexuales son estacionales y, en tanto que todas las hembras entran en celo para ser fertilizadas, sólo una pequeña proporción de los machos más robustos se encarga de esta tarea. Incluso entre los primates, únicamente los machos más fuertes y dominantes pueden fertilizar a las hembras, mientras que los más débiles son excluidos o mantenidos al margen de la manada. En algunas especies de insectos, como la viuda negra y la mantis religiosa, la naturaleza concede al macho un brillo aún más fugaz; en el instante en que ha depositado su semilla en la hembra, ésta se apresura a matarlo y devorarlo como si de un refrigerio postcoital se tratara.
Sólo los seres humanos -y algunos de los primates superiores, como el orangután- sostienen relaciones sexuales durante todo el año, de día o de noche, en cualquier estación y bajo cualquier clima, y solamente los humanos lo hacen principalmente por placer antes que por procreación. Sin embargo, el macho humano, a pesar de su ego superinflado, está sometido a las mismas limitaciones que la Naturaleza ha impuesto a su género en todas las especies.
Debido a su potencia sexual natural, la mujer es poseedora de grandes reservas de energía. De hecho, en todo el mundo, las mujeres suelen vivir entre cinco y diez años más que los hombres. La mujer precivilizada disfrutaba de plena libertad sexual y a menudo era totalmente incapaz de controlar sus impulsos sexuales. Hasta que tales impulsos no fueron gradualmente sometidos a control mediante unos códigos sociales estrictamente aplicados, la vida “familiar” que conocemos, creadora de moldes y cómplice del Poder en la programación de las mentes, no pudo surgir.
Aunque el hombre asumió el control de la familia, la aldea, la economía, la religión y el estado, en la cama, debido a la ignorancia, siguió encontrándose en un nivel inferior al de la mujer. Ningún artificio humano puede enmascarar o modificar los hechos fundamentales de la Naturaleza. De ahí que surgiera una profunda contradicción entre la artificial superioridad social del hombre y su auténtica inferioridad sexual frente a la mujer, contradicción que dio lugar a esa guerra de los sexos que aún hoy sigue librándose en muchas alcobas. Esto también explica el profundo miedo y el rencor que muchos hombres experimentan ante las mujeres, a pesar de la supuesta “inferioridad” femenina. El típico hombre -macho- es incapaz de afrontar el hecho de que las mujeres son sexualmente superiores, y no se atreve a admitir la realidad de su propia e inherente debilidad sexual. Este lamentable estado de cosas se debe principalmente a la ignorancia sexual y espiritual. Cualquier hombre inteligente, lo bastante amplio de miras como para estudiar y reflexionar sobre ello y lo bastante disciplinado como para practicarlo, descubrirá que una realización sexual adecuada elimina completamente la desigualdad fundamental que existe entre la potencia sexual masculina y la femenina. Una adecuada realización sexual posibilita que el miembro sexual masculino se convierta en un instrumento para toda ocasión, tan competente como su equivalente femenino, que hombre y mujer hagan el amor, y no la guerra, al tiempo que la práctica sexual les protege la salud, les prolonga la vida y les permite, a ambos, disfrutar de múltiples, profundos y prolongados orgasmos.
Pocas personas han percibido plenamente cómo la eyaculación masculina debilita al hombre, pero tampoco se dan cuenta que unas relaciones sexuales apropiadas mejoran su estado, su nivel de energía vital y el rendimiento en sus actividades, aún más que si se abstuvieran por completo. Los artistas, los atletas y los filósofos necesitan unos niveles óptimos de vitalidad física y mental para lograr sus objetivos, y por eso son más sensibles que la mayoría de los hombres a la pérdida de semen y de energía vital a través de la eyaculación. Sin embargo, muchos otros hombres padecen con igual intensidad las consecuencias de esta pérdida, aunque no llegan a ser plenamente conscientes de ello. Así, por ejemplo, la tendencia masculina a quedarse dormido como un tronco después de eyacular es un claro síntoma de agotamiento. Si el orgasmo en sí fuese tan agotador, también las mujeres experimentarían el mismo efecto, pero es la pérdida física de semen -no el orgasmo en si mismo- lo que perjudica al hombre.
El hombre puede vivenciar múltiples orgasmos, al igual que lo puede experimentar la mujer, y llenarse de vitalidad. La eyaculación es una cosa y el orgasmo otra totalmente distinta. Casi ningún hombre conoce en realidad lo que es el orgasmo. El hombre está convencido de que el punto culminante de su experiencia sexual, el orgasmo masculino, es la eyaculación y los pocos segundos que la preceden. Pero es precisamente la eyaculación la que aparta al hombre del orgasmo verdadero, del éxtasis sexual que lleva a los niveles de conciencia superiores, cósmicos. La eyaculación para en seco la experiencia, tanto para él como para ella.
La eyaculación corta en seco la ascensión hacia el orgasmo masculino y mata el deseo, ese magnetismo encantado que, en la pareja, debería ser una música ambiental permanente, incluso fuera de los contactos sexuales concretos. Con la eyaculación y la desentumescencia del pene, el magnetismo y el hechizo de la unión hombre/mujer se desvanecen; la pareja se separa para reencontrarse en una situación lamentable, en la vulgaridad. La existencia se experimenta entonces como algo triste y trivial.
El hombre que conserva su semen y vivencia el orgasmo interior suele vivir apacible, feliz, con buena salud y siempre son ganas de hacer el amor. El acto sexual sin eyaculación representa también la eliminación de una tensión, pero sin explosión. Es un placer que se disfruta por un apaciguamiento y no por violencia, es una fusión voluptuosa, sensual, y prolongada en algo más amplio y más trascendente que uno mismo. Es una vivencia de comunión en un Todo, no una separación; es un sentimiento de unión estrecha y de participación, y no un espasmo individual y solitario que excluye a la pareja. Todo contacto sexual sin eyaculación es una “ganancia erótica neta” para la pareja. Cuanto más economiza el hombre su semen más se incrementa su potencial de deseo y su potencia sexual, hasta llegar al nivel femenino, y este equilibrio es un factor fundamental de armonía para la pareja.
En la experiencia ordinaria, los últimos segundos antes del único movimiento «de más» que desencadena el espasmo eyaculatorio constituyen el tiempo de máximo placer masculino. Luego sobreviene el espasmo que termina con todo, para la decepción de la pareja. Ahora bien, el breve goce eyaculatorio es ya menor que el del punto límite. La solución es de una gran sencillez: prolongar la franja última, la más intensa y la más interesante, y para eso inhibir el espasmo eyaculatorio. El arte consiste acceder al conocimiento que permite permanecer indefinidamente en el punto límite, la puerta que da acceso al "paraíso sexual cerebral" y el verdadero orgasmo masculino.
El hombre realiza su plenitud intercambiando su energía con la energía femenina, y la sexualidad superior es un intercambio entre las energías masculinas y las femeninas. Cuando el hombre y la mujer se entregan libremente a la sexualidad y fluyen en el coito en armonía con la Naturaleza pueden seguir, durante horas y horas, alimentando y preservando constantemente su preciosa esencia vital, curando todos los males y favoreciendo una larga vida. Sin esta armonía básica de las energías masculinas y femeninas, ni las mejores medicinas ni los más potentes afrodisiacos servirán de nada. Si las esencias vitales se agotan y se secan debido a un exceso de emisión o a una completa negligencia, ya no podrán reavivarse.
Salvo en el caso de que uno sea un iniciado consumado que haya conseguido dominar la transmutación de la energía sexual en pura energía espiritual, el celibato resultará tan perjudicial para la propia salud como los excesos desordenados. Como seres humanos, no debemos hacer nada que contradiga la Naturaleza, y abstenerse de las relaciones sexuales va completamente en contra de la Naturaleza.
Muy frecuentemente, en la Naturaleza, lo mismo que da vida puede quitarla, y la manera en la que uno lo utilice depende del conocimiento. Si un hombre posee conocimiento, cuanto más haga el amor más se beneficiará su salud. Si es ignorante derrochará su semen y apresurará su viaje hacia la tumba. Sólo el conocimiento nos enseña cómo utilizar la sexualidad para llegar a la salud, al bienestar y a la longevidad y no caer en el sufrimiento y en la perdición.
Cuando la sexualidad es practicada según los principios de la Naturaleza, más que ser una prueba agotadora, se conviene en una fuente inagotable de energía. Se convierte en lo que es, en un pozo de aguas vivas que jamás se seca. Sin embargo, las aguas que brotan del manantial del sexo también puede “ahogar” cuando se ignora cómo realizar este tipo de sexualidad superior. Por ello, uno debe investigar, discernir, aprender y obrar adecuadamente.
La explicación de lo que debe suceder en nuestro plano sutil cuando llevamos a la práctica esta de esta forma superior de relación sexual la encontrarás en
La alquimia sexual : es el conocimiento y la realización de técnicas prácticas que utilizan la poderosa energía de la pasión sexual para trasportarnos a un estado de conciencia superior o expandida. Para expandir la consciencia, para darnos cuenta de lo que hay más allá de las apariencias, utilizamos los cinco sentidos hasta su límite para después continuar más allá de ese límite.
Estos conocimientos son muy antiguos en este planeta, aunque haya sido revelado solamente a unos pocos y selectos iniciados de las órdenes místicas. Las antiguas civili­zaciones de la India, de la Atlántida y de Egipto —y por supuesto todas las culturas desarrolladas— practicaron alguna forma de alquimia sexual. Los indios americanos también, como lo hicieron San Pablo y Jesús. Sin embargo, estos conocimientos desaparecieron en la edad oscura.
Es necesario saber que una de las razones por las cuales el conocimiento de la alquimia sexual se mantuvo en secreto a través de los tiempos es porque la mayoría de las personas no están preparadas para realizarla y alcanzar la unificación de conciencia. Casi todos los seres humanos de todas las épocas, incluida la actual, padecemos de algún tipo de neurosis y nos encon­tramos fragmentados entre las partes de nosotros mismos que aceptamos y las que rechazamos.
La práctica de la alquimia sexual amplificará cualquier cosa que esté sucediendo. Si te sientes en paz, tu paz se convertirá en gracia. Si estás inquieto, tu inquietud irá en aumento hasta que surja en la mente consciente y se resuelva. Ésta es la razón por la cual estos conocimientos no se han difundido abiertamente.
Cuando los contenidos subconscientes comiencen a aflorar, en ocasiones se necesita a alguien que haya andado el camino y sepa lo que está ocurriendo. Uno ha de ser su propio maestro, aunque si todo se hace demasiado intenso, es mejor que busques un buen terapeuta. Sobre todo, no trates de evitar los elementos reprimidos según aparezcan, por muy dolorosos que resulten. Estas técnicas son algunos de los más poderosos avances jamás realizados para agitar el mundo subconsciente y forzar a las memorias pasa­das para que se hagan conscientes. Si te niegas a enfrentarte a ellas, puedes dar lugar a un intenso conflicto psicológico. Te encontrarás frente a un peligro real de desencadenar un proceso psicótico. Estamos tratando con un conocimiento y unas técnicas muy poderosas y unas energías muy potentes que deben ser manejadas con gran respeto.
Sin embargo, ha llegado el momento en que este conocimiento debe salir de las escuelas de misterio secretas y ponerse al alcance de todo aquel que desee escucharlo. La hora de la cautela ha pasado. A menos que la humanidad sea capaz de dar un gran salto en la evolución de la conciencia en el inmediato próximo futuro, la vida en este planeta se encontrará en grave riesgo. Toma el conocimiento y utilízalo. Conviértete en un faro en la oscuridad.

jueves, 21 de octubre de 2010

CONOCES EL EXITO DE LA TRANSFORMACION RADICAL?


La mente por sí misma no puede alterar radicalmente ningún defecto psicológico. La mente puede rotular cualquier defecto, pasarlo de un nivel a otro, esconderlo de sí misma o de los demás, disculparlo, etc., más nunca eliminarlo absolutamente.

Comprensión es una parte fundamental pero no lo es todo, se necesita eliminar. Defecto observado debe ser analizado y comprendido en forma íntegra antes de proceder a su eliminación.
Necesitamos de un poder superior a la mente, de un poder capaz de desintegrar atómicamente cualquier Yo-defecto que previamente hayamos descubierto y enjuiciado profundamente.
Afortunadamente tal poder subyace profundamente más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, aunque tenga sus exponentes concretos en el hueso del centro coxígeo. Después de haber comprendido íntegramente cualquier Yo-defecto, debemos sumergirnos en meditación profunda, suplicando, orando, pidiendo a nuestra Divina Madre Particular, individual, desintegre el yo-defecto previamente comprendido.